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Porque, además de un sonido perfecto (al menos en pista) desde el mismísimo inicio del concierto, el espectáculo visual que Muse ofreció al público fue apoteósico, de esos en los que deberían ser advertidos aquellos que padecen alguna sensibilidad a la luz y el color. Tras acabar Hysteria, varias filas de pantallas comenzaron a descender, para acabar formando una pirámide invertida sobre sus cabezas, en las que se podían ver tanto proyecciones distintas en cada canción, como imágenes del trío británico o del público. La pirámide pasaría a convertirse en un zigurat multiforme durante todo el concierto, absorbiendo las miradas de todos los asistentes.
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Sin embargo, volvieron a salir, para rematar con Starlight y el himno de los pasados JJ.OO de Londres: Survival. Llegados a este momento, el ánimo del público hacía rato que ya estaba en ese punto en el que tan solo puedes dedicarte a saltar y corear cada letra, cada riff y cada movimiento de la inmensa pirámide de pantallas. Porque quizá -y sólo quizá-, para algunos Muse haya perdido un poco el norte en sus dos últimos discos. Pero es indudable que son una de las bandas más en forma del planeta en cuanto a la calidad de sus directos, cuestión que 15.000 personas pueden avalar desde la noche del 20 de octubre. El próximo verano más, según el último 'see you next summer' de Matthew Bellamy, dicho entre reverencias al público. Mejor es difícil, aunque eso, con Muse, ya se ha dicho demasiadas veces.
Grupo: Muse.
Lugar: Palacio de los Deportes (Madrid).
Aforo: 15.000 personas (completo).
Setlist: Unsustainable; Supremacy; Interlude + Hysteria; Supermassive Black Hole; Resistance; Panic Station; Animals; Monty Jam; Explorers; Falling Down; Host + Time is Running Out; Liquid State; Madness; Follow Me; Undisclosed Desires; Plug in Baby; New Born; Isolated System; Uprising; Knights of Cydonia; Starlight; Survival.