30 de enero de 2012

Arctic Monkeys (Palacio de los Deportes, Madrid) 27-01-12


Impresionante, brutal, poderoso…faltaron los adjetivos para describir el concierto que los británicos ofrecieron la noche del viernes 27. Arctic Monkeys confirmaron lo que muchos preveían hace tiempo: se han convertido en uno de esos grupos que llenan pabellones con relativa facilidad y un directo poderosísimo. Han pasado de llenar Vistalegre, a hacer lo propio (o casi) con el Palacio de los Deportes madrileño en la presentación ante el público de su último disco, Suck It and See.

A las 22.20 aproximadamente se apagaron las luces del pabellón y aparecieron en la pista los británicos. Sin miramientos ni preliminares, daban por comenzado el show con Don’t Sit Down ‘Cause I’ve Moved Your Chair, en un comienzo quizá algo descafeinado para las más de 14.000 personas que llevaban horas esperando, aunque ya se rumoreaba por las diversas colas que podría ser la elegida. Rápidamente la fuerza de Teddy Picker y Crying Lightning se encargó de levantar al personal. Con The Hellcat Spangled Shalalala absolutamente todo el público coreaba el pegadizo y fácil estribillo, para después disfrutar de Black Treacle con un respiro más que necesario.

Pero duraría poco. Brianstorm estallaba de repente y el Palacio de los Deportes se derrumbaba en 3 minutos de absoluto delirio. Seguirían The View from the Afternoon y I Bet that you Look Good on the Dancefloor. Y con esto y Library Pictures, Turner&cía pasaron de dar un simple concierto en el Palacio de los Deportes, a convertir el pabellón en un torrente de fuerza, fiesta y (por qué no decirlo), mucho sudor. Tenían al respetable completamente a sus pies a partir de ese momento, si no lo había estado ya.

El bajo y la batería cobrarían protagonismo en Evil Twin, única b-side del setlist de los monos del ártico. A la señal de Alex Turner comenzaba Brick by Brick, para continuar la fiesta de la música que estaba teniendo lugar con This House is a Circus y Still take you Home. Pretty Visitors llegó precedida de las peticiones de aplausos por parte de Turner para su teclista. Después le llegaría el turno al tema que abre su último disco, She’s Thunderstorms

Do me a Favour y When the Sun Goes Down cerrarían la primera parte del concierto.  En la última, Turner se recreó ante la espera del público a que continuara, tras la pausa de rigor después de las primeras estrofas. Absolutamente todo el pabellón la coreó cuando lo hizo.  Tras ellas, los miembros de la banda se retirarían del escenario en busca de un pequeño y merecido descanso.

Pero el público pedía más. Y los británicos cumplieron, en la línea de todos sus conciertos, con un bis de 3 canciones. Con Suck It and See pusieron la nota sensible de la noche, y Fluorescent Adolescent colocaría en la cara de todos los presentes, adolescentes veinteañeros en su mayoría, esa sonrisilla de felicidad propia de uno de sus temas más famosos. Pero todo tiene un final, y tras una hora y cuarto de emoción y éxitos, la última canción asomaba sus primeras notas. En compañía de Miles Kane, Arctic Monkeys cerraban el concierto tras dar las gracias al público con la emotiva 505.

Mención especial merece también la actuación del propio Miles Kane como telonero. Con temas como Come Closer o Inhaler, el que fuera integrante de The Rascals dejó claro que está suficientemente preparado para asumir empresas mayores. La mitad de The Last Shadow Puppets (la otra es el propio Turner) salió a comerse el escenario desde la primera nota.

En una noche de frío intenso en Madrid, los Arctic Monkeys convencieron al público y a la crítica. Y lo hicieron a pesar de la brevedad de los escasos 85 minutos, directos y a la yugular, eso sí, que ofrecieron. Atrás dejaron las dudas sembradas en muchos durante la presentación en Vistalegre y el MTV Winter de Humbug en el 2010, ese disco que tantas controversias causó por la renovación musical que supuso. 

Es innegable que han madurado, han mejorado y lo más importante: han demostrado que cada vez les vienen mejor los grandes escenarios. Aún les falta el carisma y quizá la flexibilidad de otros grupos que también llenaron el Palacio. El setlist clavado a otros muchos anteriores, y los oídos sordos a miles de personas pidiendo Mardy Bum quizá den fe de ello. Nadie sabe lo que les deparará el futuro, pero lo que está claro es que, de momento, van por el mejor camino.


Fotografías: Victoria Espinoza (dama de luz / @xladyoflight)