9 de septiembre de 2010

Hay un amigo en mí (Woody, Buzz y cía.)

"Hemos cumplido nuestra misión. Andy ha crecido".

Es la frase del sargento de juguete en Toy Story 3, que quizá resuma el fin de ese período de nuestra vida en elque las preocupaciones brillan por su ausencia. Andy creció y fue a la universidad, como muchos hicimos y como muchos harán. Quemamos etapas de nuestra vida a gran velocidad, quizá demasiada, y no nos damos cuenta de que dejamos tanto atrás en algunas que merece la pena volver la vista para sentirnos de nuevo, aunque sea por unos momentos, los niños que fuimos.

A quién no le invade una sensación de nostalgia y añoranza al escuchar las bandas sonoras de películas como Tarzán, El Rey León, Pocahontas o Hércules...sin olvidar canciones míticas de la niñez de los que han crecido con Disney como Hay un amigo en mí, o No sé qué va a ser de mí, ambas de la película Toy Story.

¿Quién no recuerda con cierta pena los días en que no existían preocupaciones, ni problemas, ni prisas de ningún tipo? Tan sólo existía el niño que todos llevamos dentro y su mundo lleno de colorines. Un problema para él era que los reyes magos no le hubieran traído la película que tanto había visto anunciada o que tanto le había gustado por haberla visto en casa de un amigo, ya que el tema va sobre películas. Llegar a casa a las cuatro de la tarde después de un día genial en el colegio, en el que durante el recreo había jugado a Pokémon de manera imaginaria en la arena con sus amigos (si, esto lo hacía) y que su mayor problema era saber de qué era el bocadillo que le esperaba sobra la mesa. Son cosas que, aunque no sean iguales en todos, obviamente, conservan la misma esencia. La esencia de nuestra infancia.

Volviendo al tema inicial, aún recuerdo esos días pegado a la pantalla del salón rodeado de mis cintas de vídeo, que aún reposan tranquilas dentro de un cajón, con su merecido descanso tras llenar una infancia de momentos inolvidables junto a la pantalla. El día que el vídeo que queda en el salón deje de funcionar éstas dejarán de ser útiles, víctimas del avance de la tecnología. Pero seguirán ahí, recordando que, alguna vez, todos fuimos niños.



PD: Empieza en el segundo 19, no tiene desperdicio.

1 comentario:

Roberto dijo...

Que gran artículo, y cuánta verdad junta!!!