ENRIQUE ZAFRA. Madrid. La sala madrileña Joy Eslava asistió en el mes de febrero, y durante 4 días de lleno consecutivos, al fin de la gira 1999. Con ella, al parecer, los catalanes se despedían por un tiempo del público de la capital, debido a la búsqueda de inspiración para la posible salida de su nuevo álbum en otoño de este mismo año. Pero ayer volvieron a hacer parada en Madrid, dentro de la programación de los Veranos de la Villa 2011, y lo hicieron con la misma fuerza y ganas que les caracterizan. Aunque esta vez, quizá debido al menor nivel de intimidad con el público por las mayores dimensiones del escenario, o su ubicación en comparación con la Joy, estuvieron algo más comedidos en su actuación. Eso sí, en las formas, que no en la música.
Comenzaron el concierto puntuales a las 22.00 de la noche, mientras hacían sonar el tema que da título a su último disco: 1999. La tan coreada frase de "ya no hay ganas de seguir el show" no sería más contraproducente, ya que éste no hacía sino comenzar. Le seguiría Allí donde solíamos gritar, tras la que Santi Balmes dirigió sus primeras palabras al público, haciendo referencia en ellas a la ubicación del escenario. Tras poner unas gotas de emotividad diciendo que se parecía bastante al "lugar donde solíamos gritar", en alusión a la canción, rebajaría después el tono provocando las risas al decir que también "debía ser un picadero genial...que luego probaremos".
La actuación siguió avanzando, a medida que anochecía en Madrid, con Las malas lenguas y Noches reversibles. Después de estos dos temas, el escenario cambió con unas imágenes en su fondo que imitaban unas estrellas proyectadas. Santi Balmes dio paso a la canción que motivó el cambio de iluminación con la frase que delataba el siguiente tema: "desde éste observatorio vamos a contemplar esos Universos infinitos". Coreada por el público, a ella siguieron Carta a todas tus catástrofes, y Maniobras de escapismo, ambas pertenecientes a su primer álbum en castellano (Maniobras de escapismo). Emocionante cuanto menos el detalle de que fueran tocadas en el mismo orden del disco original, es decir, seguidas.
El siguiente tema es uno de esos que, en palabras de Santi, "pueden ser dedicados a diez o quince chicas diferentes, que sería perfecto siempre y no se darían cuenta": La niña imantada. Una de las canciones de amor más bonitas (y ñoñas, también) que tiene el grupo barcelonés. Al terminar, y para dar paso al siguiente tema, Santi describió el detalle de que fue escrito tras estar hablando con "una tal Marlene" en Londres "hasta las 6 de la mañana", con lo que el público comenzó a suspirar por el tema que lleva el mismo nombre de mujer. Sin embargo, sería la "Historia de una H que no quería ser muda" la que contaría Love of Lesbian sobre el escenario. Al acabar, y tras preguntar al público qué día era y decir que habría que hacerse a la idea de que era domingo, sería el turno de la bonita letra de Domingo Astromántico. Seguirían a continuación los temas de Segundo asalto, Los colores de una sombra, y Música de ascensores.
Llegados a este punto, el escenario quedó vació a excepción de la figura de Santi Balmes y la única compañía de su teclista Dani. Un lujo disfrutar de Limousinas, uno de los temas incluidos en su primer disco y que raramente suelen incluir en sus directos. Se vio a un emocionado Santi Balmes en el escenario, emoción que él mismo describiría al dedicar la canción a su hija con estas palabras: "escribí esta canción para mi hija cuando tenía cuatro meses, porque no sabía qué regalarle. Espero que le guste cuando sea mayor". Durante la realización de la canción, el auditorio dejó respetuosamente a Santi Balmes cantarla en casi completo silencio, en una muestra de respeto y comunión con el artista.
Con los pelos ya de punta y el grupo al completo de nuevo sobre el escenario, Love of Lesbian tocarían otro de los temas de su primer disco: Mi primera combustión. Una historia que, en palabras del frontman catalán, "se vive todos los días en todos los bares". Acabada ésta, y tras un interludio instrumental, volvería la locura con quizá su mayor éxito hasta el momento: Club de fans de John Boy. Le seguiría Incendios de nieve, que como en todos sus conciertos, aúnan a absolutamente todo el respetable en el coreo de la letra y el incansable "lo, lo, lo" que sustituye a los silbidos del tema original. Cabe decir, en este momento del concierto, que hacía ya unas cuantas canciones que el ambiente y la comunión del grupo con su público era ya total.
El tiempo se agotaba y el grupo concluyó con la artillería pesada, si es que lo de antes había sabido a poco. El setlist llegaba a su final con El ectoplasta, dedicada a todos los "ex" del mundo; esa oda al narcisismo que es Me amo; y ese grito de libertad que es Miau, en la que el inicio fue interpretado en dos ocasiones por, al parecer, un fallo en el sonido de algún instrumento. Pero no podían acabar sin bajar al foso con su público, como es su costumbre, y cerraron el concierto con Algunas plantas, haciendo la ya consabida bajada en plena efervescencia del público y el tema. Curioso el detalle de ver a Joanra Planell en cueros, contando tan solo con la protección de su instrumento. Si en el concierto de febrero en la Joy Eslava se le pudo ver con un pequeño tanga, aquí se ha liberado completamente de sus tapujos. Gamberradas aparte y acabado el recital, tras dar las gracias por enésima vez al público diciendo que "siempre es un placer volver a Madrid", se despidieron y salieron de escena entre aplausos.
En la salida del concierto y en las cercanías del backstage se pudo ver a algunas caras conocidas del mundo de la televisión y la música, como las de Ángel Martín o Juan Aguirre. Una hora después del concierto, y con el autobús ya en marcha, los pocos que nos quedamos con la esperanza de compartir unas palabras y alguna foto con Santi Balmes nos vimos recompensados. Con la amabilidad que le caracteriza, el catalán asistió con paciencia a las peticiones de fotografías y firmas de los presentes.
Demostraron que son buenos músicos y mejores personas, que gracias a su trabajo y su calidad están en el lugar que merecen. Estarán en diciembre de nuevo por Madrid con motivo del festival FNAC en compañía de otros artistas, y que se celebrará en el Palacio de los Deportes. Desde aquí y a ellos, por su música y su forma de ser: gracias.
Material gráfico: Amanda Martín (@UaremyMuse); Victoria Espinoza (@xladyoflight).
Comenzaron el concierto puntuales a las 22.00 de la noche, mientras hacían sonar el tema que da título a su último disco: 1999. La tan coreada frase de "ya no hay ganas de seguir el show" no sería más contraproducente, ya que éste no hacía sino comenzar. Le seguiría Allí donde solíamos gritar, tras la que Santi Balmes dirigió sus primeras palabras al público, haciendo referencia en ellas a la ubicación del escenario. Tras poner unas gotas de emotividad diciendo que se parecía bastante al "lugar donde solíamos gritar", en alusión a la canción, rebajaría después el tono provocando las risas al decir que también "debía ser un picadero genial...que luego probaremos".
La actuación siguió avanzando, a medida que anochecía en Madrid, con Las malas lenguas y Noches reversibles. Después de estos dos temas, el escenario cambió con unas imágenes en su fondo que imitaban unas estrellas proyectadas. Santi Balmes dio paso a la canción que motivó el cambio de iluminación con la frase que delataba el siguiente tema: "desde éste observatorio vamos a contemplar esos Universos infinitos". Coreada por el público, a ella siguieron Carta a todas tus catástrofes, y Maniobras de escapismo, ambas pertenecientes a su primer álbum en castellano (Maniobras de escapismo). Emocionante cuanto menos el detalle de que fueran tocadas en el mismo orden del disco original, es decir, seguidas.
El siguiente tema es uno de esos que, en palabras de Santi, "pueden ser dedicados a diez o quince chicas diferentes, que sería perfecto siempre y no se darían cuenta": La niña imantada. Una de las canciones de amor más bonitas (y ñoñas, también) que tiene el grupo barcelonés. Al terminar, y para dar paso al siguiente tema, Santi describió el detalle de que fue escrito tras estar hablando con "una tal Marlene" en Londres "hasta las 6 de la mañana", con lo que el público comenzó a suspirar por el tema que lleva el mismo nombre de mujer. Sin embargo, sería la "Historia de una H que no quería ser muda" la que contaría Love of Lesbian sobre el escenario. Al acabar, y tras preguntar al público qué día era y decir que habría que hacerse a la idea de que era domingo, sería el turno de la bonita letra de Domingo Astromántico. Seguirían a continuación los temas de Segundo asalto, Los colores de una sombra, y Música de ascensores.
Llegados a este punto, el escenario quedó vació a excepción de la figura de Santi Balmes y la única compañía de su teclista Dani. Un lujo disfrutar de Limousinas, uno de los temas incluidos en su primer disco y que raramente suelen incluir en sus directos. Se vio a un emocionado Santi Balmes en el escenario, emoción que él mismo describiría al dedicar la canción a su hija con estas palabras: "escribí esta canción para mi hija cuando tenía cuatro meses, porque no sabía qué regalarle. Espero que le guste cuando sea mayor". Durante la realización de la canción, el auditorio dejó respetuosamente a Santi Balmes cantarla en casi completo silencio, en una muestra de respeto y comunión con el artista.
Con los pelos ya de punta y el grupo al completo de nuevo sobre el escenario, Love of Lesbian tocarían otro de los temas de su primer disco: Mi primera combustión. Una historia que, en palabras del frontman catalán, "se vive todos los días en todos los bares". Acabada ésta, y tras un interludio instrumental, volvería la locura con quizá su mayor éxito hasta el momento: Club de fans de John Boy. Le seguiría Incendios de nieve, que como en todos sus conciertos, aúnan a absolutamente todo el respetable en el coreo de la letra y el incansable "lo, lo, lo" que sustituye a los silbidos del tema original. Cabe decir, en este momento del concierto, que hacía ya unas cuantas canciones que el ambiente y la comunión del grupo con su público era ya total.
El tiempo se agotaba y el grupo concluyó con la artillería pesada, si es que lo de antes había sabido a poco. El setlist llegaba a su final con El ectoplasta, dedicada a todos los "ex" del mundo; esa oda al narcisismo que es Me amo; y ese grito de libertad que es Miau, en la que el inicio fue interpretado en dos ocasiones por, al parecer, un fallo en el sonido de algún instrumento. Pero no podían acabar sin bajar al foso con su público, como es su costumbre, y cerraron el concierto con Algunas plantas, haciendo la ya consabida bajada en plena efervescencia del público y el tema. Curioso el detalle de ver a Joanra Planell en cueros, contando tan solo con la protección de su instrumento. Si en el concierto de febrero en la Joy Eslava se le pudo ver con un pequeño tanga, aquí se ha liberado completamente de sus tapujos. Gamberradas aparte y acabado el recital, tras dar las gracias por enésima vez al público diciendo que "siempre es un placer volver a Madrid", se despidieron y salieron de escena entre aplausos.
En la salida del concierto y en las cercanías del backstage se pudo ver a algunas caras conocidas del mundo de la televisión y la música, como las de Ángel Martín o Juan Aguirre. Una hora después del concierto, y con el autobús ya en marcha, los pocos que nos quedamos con la esperanza de compartir unas palabras y alguna foto con Santi Balmes nos vimos recompensados. Con la amabilidad que le caracteriza, el catalán asistió con paciencia a las peticiones de fotografías y firmas de los presentes.
Material gráfico: Amanda Martín (@UaremyMuse); Victoria Espinoza (@xladyoflight).
1 comentario:
Tuvo que estar genial por todo lo que leo y veo, una pena que estuviese en ese día disfrutando de mi último día de playa. A ver si hay suerte y puedo ir al de diciembre que dices, que nunca he ido a un concierto de LOL.
Un saludo crack!
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