ENRIQUE ZAFRA. Madrid. Años de desidia política ante la situación imperante, más de 4 millones de parados y un valor superior al 40% de paro juvenil, e imputados por la justicia en las listas de los principales partidos políticos. Súmele a eso las posibilidades ofrecidas por las redes sociales (bendito Twitter), y tendrá como resultado lo que actualmente estamos presenciando. En el momento en que escribo estas líneas, miles de personas se encuentran en la madrileña Puerta del Sol protestando ante la situación que reina en España. Y no es la única concentración, miles de personas más se encuentran también en estos mismos momentos desplegados en las calles de casi todas las comunidades autónomas españolas, movidas por la fuerza de comunicación de la red. Bajo consignas del tipo de "lo llaman Democracia, y no lo es", o "no nos representan", los españoles muestran al fin su opinión y su rechazo ante la actuación de una clase política que, y ya lleva demasiado tiempo haciéndolo, da de lado al colectivo que debería ser el principal beneficiado de las decisiones: la gente, en el más amplio sentido de la palabra.
Y es que ésta es la principal característica de la movilización que se está llevando a cabo. Acude uno a las movilizaciones, y ve como no sólo son los jóvenes los que secundan la protesta. Jubilados, familias con hijos de todas las edades, extranjeros, trabajadores, parados, estudiantes, y personas de varias ideologías diferentes unen sus voces en el enfado general. Todo ello ayudado por el civismo que está reinando en todo momento en cualquier acto realizado. Sin embargo, es cierto que puede que la voz cantante la lleven los más jóvenes, pese a que desde la organización de la acampada en la Puerta del Sol insisten en que la toma de decisiones sea horizontal y en consenso. Las imágenes que se pueden ver al presenciar las acampadas es que los jóvenes han decidido iniciar, encabezar y dirigir las protestas. ¿Ahora qué dirán los que aseguraban que los más jóvenes no teníamos expectativas de futuro, ni ningún tipo de valor? Los datos muestran que lo más difícil lo está sufriendo una de las generaciones más preparadas de la historia del país, por mucho que algunos quieran disfrazarnos de ninis.
Medios de comunicación
El pasado domingo 15 de mayo, el número de personas en las calles de la capital española se cifró entre 20.000 y 25.000 personas, dentro de la manifestación convocada por la plataforma Democracia Real Ya, que también está secundando las acampadas y concentraciones de todo el país. Sin embargo, el lunes 16 los distintos medios de comunicación nacionales apenas hicieron mención del movimiento que había tenido lugar el día antes, con especial atención a la casi nula cobertura realizada por la cadena pública nacional: Televisión Española. Piezas de 30 segundos a un minuto de duración se emitían tras las noticias importantes y no tan importantes, a modo de información de 2ª categoría. La indignación que ésto provocó ha desembocado en un relativo distanciamiento entre la organización de la acampada y los distintos medios de comunicación. Uno se acerca a las asambleas grabadora o cámara en mano, y lo primero que se anuncia antes de comenzar es que están prohibidos dispositivos de grabación, y que cualquiera que quiera presenciar y participar deberá no llevarlos, o será expulsado del grupo. Es comprensible el rechazo y el posible miedo a ser reconocidos, pero tampoco es menos cierto que los medios de comunicación son necesarios. Mucha gente es movilizada por Twitter, pero también hay una inmensa mayoría que sólo conoce lo que está pasando a través de la televisión, la radio o los periódicos. Al parecer, en las últimas horas el problema se ha solucionado, ya que ha sido instalada una nueva carpa dedicada exclusivamente a las funciones de la comisión de comunicación de la acampada, esto es, atender a los medios de manera adecuada.
Derecha e izquierda
Hemos asistido en los últimos días a una serie de tratamientos algo grotescos de la situación, procedentes en su gran mayoría de medios de comunicación y periodistas afines a la derecha política española. Sujetos que se hacen llamar periodistas no dudaban en afirmar cosas como la relación de las movilizaciones con Batasuna-Eta, afirmación ésta hecha por César Vidal desde su editorial en esRadio. También hemos podido comprobar la seriedad de alguno de estos medios en artimañas como supuestas entrevistas falsas, o el deseo afirmado de disolver mediante cargas policiales violentas las manifestaciones pacíficas. Si volvemos la vista hacia la prensa escrita, no es menos grave la portada del diario LaRazón del 20 de mayo. En ella, un "Boicot a la Democracia" seguido de un "A por la III República" abrían la portada del periódico. En todas y cada una de las aseveraciones que se han escuchado, las fuentes de información, aquellas que en última instancia dan veracidad tanto a la información como al periodista, brillaban por su ausencia. No le iría nada mal a más de uno repasar lo que en su día les enseñaron en las Facultades de Periodismo. Pero no sólo la derecha intenta desprestigiar y manipular las movilizaciones. Es reprochable igualmente cómo los movimientos de Izquierda intentan apropiarse de la manifestación popular de indignación, en un desesperado intento de llevar a su favor el viento que ha comenzado a correr. No debería haber movimientos políticos en ésto. El centro de las movilizaciones, volviendo al término general expuesto al principio del presente escrito, debería ser nada más y nada menos que la gente. Porque cualquier otra cosa lo único que conseguiría es separar, más que unir. Y con la que está cayendo, la unión es más necesaria que nunca.
Termino el artículo con la recomendación de un vídeo. Lo único que diré es que, pase lo que pase, la amistad, el amor y las personas deberían estar siempre por encima de decisiones, ideologías, y razonamientos políticos. Ojalá que ésto sirva para avanzar un poquito más en el objetivo de conseguirlo.
Fuente de la imagen: elpais.com